8 de Abril 2013
El lugar fue bautizado como ImawaríYeuta que significa “donde habitan los dioses de la montaña”, informa Correo
del Caroní.
Natalie García
Fotos cortesía La Venta/Jesús Vergara
A mil 500 metros, en las profundidades de una grieta en el Auyantepuy, fue
descubierta una cueva de cuarcita que podría ser la más grande en su tipo. La
expedición que confirmó la majestuosidad de la gruta fue hecha por un equipo
multidisciplinario integrado por venezolanos e italianos, que estuvieron 15
días en el tepuy, dentro del Parque Nacional Canaima, sector occidental, al sur
del estado Bolívar.
Las labores para ingresar al
lugar se realizaron a comienzos de marzo, pero tardó más de un año en ser planificada
cuidadosamente, pues requirió de permisos especiales otorgados por el Instituto
Nacional de Parques Nacionales (Inparques). En ella estuvieron presentes por el
organismo Jesús Lira y Virgilio Abreu.
Además de estos venezolanos participó el grupo guayanés Theraphosa,
encabezado por Freddy Vergara, Jesús Vergara y David Izquierdo. Por el grupo
italiano La Venta, Exploración Geográfica estuvieron Antonio de Vito, Carla
Corongiu, Francesco Sauro, Vittorio Crobu, Alfredo Brunetti, Jo De Waele,
Fulvio Iorio y el miembro honorario del grupo el piloto Raúl Arias, descubridor
de la cueva. También estuvo en el apoyo aéreo Julio Testaferro.
El lugar de difícil acceso fue bautizado
por el grupo como Imawarì Yeuta que en lengua
pemón kamarakoto significa “la cueva donde habitan los dioses de la montaña”,
un sitio “inalcanzable a los mortales, rico en aguas purísimas, cristales y
estatuas colosales esculpidas en el transcurso de millones de años”, según
agrega el grupo La Venta.
Correo del
Caroní conversó
con los espeleólogos italianos, el grupo guayanés Theraphosa y con el
reconocido piloto Raúl Arias, famoso por ser amplio conocedor del Parque
Nacional Canaima. En todas las opiniones recabadas hay una coincidencia: se
trata de uno de los lugares más hermosos jamás vistos, y un descubrimiento
importante para la ciencia, pues la cueva está dentro del tepuy y cuenta con
una extensión de 15.5 kilómetros.
Pero más
allá de los “récord” todos los participantes en la exploración de este lugar
desean que este nuevo paso permita continuar con la investigación sobre el
origen de la tierra.
Acompañados de Inparques, los reconocidos espeleólogos de La Venta y el
grupo guayanés Theraphosa, lograron recorrer 15.5 kilómetros de caverna de
cuarcita, que se cree que es hasta ahora la más grande del mundo.
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Más que
fama, desean seguir estudiando y contando con el apoyo de Inparques, las
Fuerzas Armadas, la embajada de Venezuela en Italia y todas las empresas que
patrocinaron el viaje al “mundo perdido”, como lo denominó el escritor sir
Arthur Conan Doyle, sólo que en vez de ser el Roraima el protagonista, es el
mismísimo Auyantepuy, donde también está la caída de agua más alta del planeta,
el Salto Ángel o Kerepacupai Vená, en pemón.
Gigante sorpresa
Francesco Sauro, uno de los especialistas del grupo La Venta, afirmó que fue para ellos una gran sorpresa adentrarse en la cueva y descubrir dentro tantos matices, ríos, y formaciones rocosas. Acotó que pese a ser un lugar hermoso y lleno de enigmas, la gruta “es muy delicada y necesita de un plan de conservación, por lo tanto no es un lugar para turistas”.
Francesco Sauro, uno de los especialistas del grupo La Venta, afirmó que fue para ellos una gran sorpresa adentrarse en la cueva y descubrir dentro tantos matices, ríos, y formaciones rocosas. Acotó que pese a ser un lugar hermoso y lleno de enigmas, la gruta “es muy delicada y necesita de un plan de conservación, por lo tanto no es un lugar para turistas”.
Primigenia Naica
La Venta “gestiona proyectos exploratorios geográfico-espeleológicos ambientados en áreas remotas y de difícil acceso”. Tiene 20 años haciendo expediciones a lo largo del mundo y quizás la que más reconocimiento les ha dado fueron las cuevas de Naica, en el estado de Chiguagua en México. Esa aventura que inició en el 2000 con el descubrimiento de un lugar abarrotado de cristales gigantes (hasta de 10 metros de largo) de selenita -una variedad de mineral de yeso- fue trasmitida por el canal Nat Geo (National Geografic).
La Venta “gestiona proyectos exploratorios geográfico-espeleológicos ambientados en áreas remotas y de difícil acceso”. Tiene 20 años haciendo expediciones a lo largo del mundo y quizás la que más reconocimiento les ha dado fueron las cuevas de Naica, en el estado de Chiguagua en México. Esa aventura que inició en el 2000 con el descubrimiento de un lugar abarrotado de cristales gigantes (hasta de 10 metros de largo) de selenita -una variedad de mineral de yeso- fue trasmitida por el canal Nat Geo (National Geografic).
Entre los objetivos esenciales de las investigaciones del equipo de La
Venta (llamado así en honor a un río mexicano) era “contribuir de manera
concreta a la conservación de las áreas en las cuales se trabaja y a la
sensibilización de las poblaciones que las habitan. Tantas experiencias
trágicas de siglos de investigación geográfica nos han enseñado que explorar no
basta, si no se trata de entender qué cosa se ha explorado y el modo para
conservarlo”.
El grupo de exploradores hace espeleología (estudio de cuevas) de manera
geográfica, intentando entender los aspectos arqueológicos, históricos,
antropológicos, físicos. Lo llaman de manera particular “las tierras de la
noche” porque están escondidas, es decir las que no se ven pero guardan dentro
de sí los misterios de un planeta que aún no ha sido conocido completamente.
Sello local
Freddy Vergara, del grupo guayanés Theraphosa, comentó que dieron con el lugar haciendo un sobrevuelo con el piloto Raúl Arias. Ya en ocasiones anteriores, el capitán había sugerido de la existencia de cavernas, que luego, tras la tramitación de permisos de exploración y la participación de expertos, iban a ser estudiadas.
Freddy Vergara, del grupo guayanés Theraphosa, comentó que dieron con el lugar haciendo un sobrevuelo con el piloto Raúl Arias. Ya en ocasiones anteriores, el capitán había sugerido de la existencia de cavernas, que luego, tras la tramitación de permisos de exploración y la participación de expertos, iban a ser estudiadas.
En esta oportunidad, la visión de Arias dio cuenta de la posibilidad de
algo interesante y motivó a La Venta y a la Theraphosa a proponerse una
expedición. Los preparativos tardaron más de un año entre aquel sobrevuelo, los
permisos y la instalación del campamento en Kavak, desde donde arrancaron su
aventura a riesgo de no encontrar nada fastuoso. Pero sucedió lo contrario.
El esfuerzo valió la pena. La cueva está ubicada en un punto del Auyantepuy
intrincado, en una grieta en cuyo costado hay una abertura por la cual se
ingresa. Pero, además de ese acceso, tiene muchos otros, según pudieron dar
cuenta los expedicionarios.
“Nos asombramos al ver lo que allí había. Hicimos estudios in situ de agua
y de minerales que con la tecnología se pueden ver en el lugar, vimos animales,
insectos, pero no era esa nuestra competencia. A futuro queremos que nos
acompañe un biólogo venezolano y otros especialistas, pues la intención es
abrir la brecha de conocimiento sobre la génesis del planeta”.
El Parque Nacional Canaima es Patrimonio de la Humanidad, en 2014 se
cumplen 20 años de este reconocimiento de la Unesco y cada vez más sigue asombrando
a la ciencia por sus misterios. Se trata de una de las tierras más antiguas del
mundo, y aún bajo ellas, en las mesetas llamadas tepuyes, se guardan millones
de secretos.
La agrupación que preside Vergara tiene un año formalizada legalmente, pero
él junto a su hermano Jesús y otros amigos a quienes les gusta la aventura, el
manejo de cuerdas y demás, han colaborado ya en otros proyectos menores. Sin
embargo, este les ha despertado gran pasión, en especial por la belleza del
lugar.
“Lo que más me impresionó fue lo grande, el volumen del lugar, es enorme y
pareciera que nada lo está sosteniendo, encontramos muchas salidas y no
terminamos de explorar la cueva, puede ser incluso más grande. Lo principal es
saber que está allí y que hay que conservarla”.
Destacó Freddy Vergara que, en 10 años,
otros exploradores han descubierto varias cuevas en el Auyantepuy que suman,
entre todas, unos 16 kilómetros; en cambio el equipo multidisciplinario
ítalo-venezolano logró en tan solo una expedición de casi 15 días levantar una
ruta de 15.5 kilómetros en un solo lugar, la Imawarì
Yeuta.
Agudo instinto
Raúl Arias, el piloto descubridor y uno de los mayores patrocinantes en el hallazgo de esta cueva, admitió que la experiencia dentro del Parque Nacional Canaima es su aliada a la hora de identificar dónde puede haber un posible tesoro escondido.
Raúl Arias, el piloto descubridor y uno de los mayores patrocinantes en el hallazgo de esta cueva, admitió que la experiencia dentro del Parque Nacional Canaima es su aliada a la hora de identificar dónde puede haber un posible tesoro escondido.
“No siempre pasa, muchas veces ves una saliente y luego la exploras y no
tiene más de 5 metros y hay un derrumbe. Creo que para hallar estos lugares se
trata de aprender a ver, de instinto, de observar la topografía y detectar
diferencias”, confesó.
Para este piloto que cuenta con 38.675 horas de vuelo, 23.785 de ellas en
helicóptero y el resto en avión, su motivo para ser tan observador es ofrecer
algo más. “Siempre habrá el reto de ir más allá, y más allá y más allá, o el
comienzo y creo que eso es lo importante, ver más allá que los demás”, reveló.
Sobre la cueva, al principio, cuando empezaron la planificación de la
expedición, pensó que no sería tan grande pero sí interesante. Al entrar fue
sorprendente, puesto que desde las alturas no pudo haber imaginado tal joya
subterránea, llena de múltiples accesos, agua fresca, brisa, formaciones
rocosas y demás. “Valió la pena tanto esfuerzo”, puntualizó.
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