sábado, 20 de agosto de 2011

El Cambio Climático, el Agrocombustible y Crisis Alimentaria (III)

En esta tercera y última entrega sobre este trabajo, voy a dejar algunos números y cifras que en vez de ser estadísticas y guarismos, nos sirva para reflexionar sobre el destino de nuestro planeta y la humanidad. Desde la Revolución Industrial, la cual propició  la mecanización y la industrialización, que luego condujo rápidamente a una era de producción y consumo cuyas repercusiones estamos padeciendo hoy en día. Las consecuencias  de la crisis actual es  evidenciada por fenómenos tales como las tormentas extremas y las prolongadas sequías, los galopantes precios de los combustibles y de los alimentos, los accesos al agua potable entre otros, no tiene precedentes históricos. No se trata de una crisis cíclica, sino de la expresión de una tendencia hacia el agotamiento de recursos naturales que hacen viable la vida humana sobre el planeta, consecuencia del fenómeno denominado Cambio Climático. El cambio climático es la variación global del clima de la Tierra y se debe a causas naturales y también a la agresión humana. Es considerado la mayor amenaza ambiental en la historia humana presentando consecuencias económicas, sociales y ambientales de gran magnitud. Todos sin excepción: En todo el mundo sufrimos las consecuencias de este fenómeno.
La Tierra pierde cada año 11 millones de hectáreas de bosque, lo que es igual a un campo de fútbol cada dos segundos.

 De cada cinco árboles, de cada cinco hectáreas de bosque originario en el planeta, hemos ya perdido cuatro. Solo nos queda uno.

Aproximadamente una cuarta parte de las especies de aves del planeta ha sido extinguida por la acción humana. Durante los 33 años que van de 1970 a 2003, las poblaciones de animales vertebrados se han disminuido aproximadamente en una tercera parte. Las dos terceras partes de las principales pesquerías marinas se hallan sobreexplotadas o agotadas. Si esta tendencia continua, antes de 50 años podría haber desaparecido la cuarta parte del total de especies a nivel mundial.

ALGUNOS NUMEROS DEL AGUA
En Estados Unidos, la agricultura industrial consume tanta agua como las plantas de energía nuclear –devorando cuatro quintas partes del agua que usa el país en su conjunto—y es la causa principal del deterioro de los ríos y lagos del país.

En el Sur del planeta, el riego consume más del 85 por ciento del total del agua utilizada y está secando los ríos del mundo.

La mayor parte del agua dulce se utiliza para la agricultura, mientras que una cantidad sustancial se pierde en el proceso de riego. La mayoría de los sistemas de riego funcionan de manera ineficiente, por lo que se pierde aproximadamente el 60 por ciento del agua que se extrae, que se evapora o vuelve al cauce de los ríos o a los acuíferos subterráneos.
El resultado es que se necesitan 100 litros de agua para producir un kilogramo de papas.
 4 000 litros para un kilo de arroz y
13 000 litros para un kilo de carne de res.
Para producir un kilo de cualquier grano, sea maíz o soya, con las actuales técnicas agrícolas, ¡son necesarios mil litros de agua!
Basta multiplicar por mil los millones de toneladas de granos de maíz, de soya, de girasol, de algodón para conocer la cantidad de agua que está siendo importada por los países enriquecidos a donde se dirige el flujo de esas materias.

200  litros de agua para producir una coca cola. Se necesitan 200 litros de agua por cada una de las coca cola que se produce
La Minería de alta montaña para tener 1 gramo de oro necesita 1000 litros/seg.,  de agua. En un día se usa la misma cantidad que necesitan por día una ciudad de 600 mil habitantes.
“La escasez de agua podría afectar a 2 000 millones de gentes antes del 2025.”
 “Más de 2 000 millones de gentes, casi un tercio de la población mundial, aún depende del carbón. En Haití, uno de los países más pobres del mundo, el carbón es uno de los principales bienes de consumo de la población.”
“En las colinas de Haití, solo queda el 2% de los bosques…”
Cinco mil personas mueren al día por beber agua contaminada
1 100 millones de personas no tienen acceso a agua potable.”
El problema es tal que cada año mueren más personas por enfermedades relacionadas con el agua contaminada que por cualquier forma de violencia, incluidas las guerras, según un informe de la ONU. Anualmente, fallecen 1,8 millones de niños menores de cinco años por esta causa, uno cada 20 segundos. Las víctimas de estas dolencias ocupan la mitad de las camas de los hospitales de todo el mundo.
Únicamente el 2,5% del agua del planeta es dulce, y menos de la mitad está disponible para ser utilizada. Actualmente más de 1.200 millones de personas, sobre todo en América Latina, África y Asia, sufren la escasez del vital elemento en algún grado. Según el Fondo de Población de Naciones Unidas, dentro de 25 años una de cada tres personas en la Tierra tendrá poca agua o nada.
La cuenca Amazónica, donde se encuentran diez de los veinte ríos más anchos del mundo representa una quinta parte de las reservas de agua dulce de todo el planeta. En Venezuela El río Orinoco es uno de los ríos más largos de Sudamérica, con 2.140 km. Es el segundo río más caudaloso del mundo, después del Amazonas; con un caudal promedio de unos 53.000 m³/s. El territorio nacional está irrigado con innumerables fuentes de agua que lo califican como país privilegiado en recursos hídricos.
Venezuela es el decimotercer país del mundo que mayor cantidad de agua produce y el sexto de la categoría en América, pero según el líder de la ONG, `60% de la población se encuentra aglomerado en 4% del territorio nacional y a ello hay que sumarle que las principales fuentes de agua dulce no siempre están cerca de los centros urbanos, lo cual implica traslado y por ende pérdida de los atributos del líquido´.
Diario el consumo per cápita de agua en las zonas residenciales se calcula
 En 350 litros en América del Norte y Japón
 200 litros en Europa y
10 a 20 litros en el África subsahariana 

DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LOS RECURSOS HÍDRICOS Japón 1% Europa Occidental 4% América del Norte 15% Europa del Este 2% Sudamérica 30% Este Asiático 7% Oriente Medio 11% Asia-Pacífico.
A medida que la era del petróleo llega a su fin, uno de las consecuencias menos analizadas es la utilización del agua para mantener o aumentar el consumo de energía. Cuando se acabe el petróleo, habrá que crear toda una nueva generación de vehículos de combustibles alternativos, es decir, construir 700 millones de autos nuevos, que exigirá 315 billones de litros de agua dulce, ya que la fabricación de un automóvil exige aproximadamente 500.000 litros de agua dulce, agua que llega limpia y sale contaminada.
El refinado del petróleo pesado es una de las actividades industriales más intensivas en el uso del agua. Las arenas bituminosas representan el 66% de las reservas mundiales de petróleo y exigen enormes cantidades de agua dulce en su refinado. Es necesario vapor a altas presiones (calentado por gas natural) para lavar el petróleo pesado de la arena.




Aumento dramático del precio de los alimentos

Estamos viendo que el trigo va subiendo, el pan va subiendo a nivel internacional. No es solamente un problema de un país, sino el mundo está experimentando un aumento dramático del precio de los alimentos. Los precios internacionales de los productos agrícolas aumentaron bruscamente un 8% en 2006 y un 24% en 2007. Durante esos dos años, subieron de manera acelerada en particular el trigo en un 152% y el maíz en un 122%, la carne en un 20%.
Continuaron subiendo más fuerte todavía durante el primer trimestre de 2008 en un 53%, alcanzando los niveles máximos de los últimos 50 años. En este periodo, los aceites vegetales se encarecieron en más del 97%, los cereales en un 87%, los productos lácteos en un 58% y el arroz un 46%, encabezando una lista de aumentos que incluye no sólo a algunos de los principales productos sino a prácticamente todos.

Los precios de la carne, azúcar, cereales, lácteos y otros productos básicos llegaron a su nivel máximo en diciembre de 2010, sobrepasando las  cotas récord de 2008. A dos semanas de iniciado el 2011.
La escalada inflacionaria comenzó en agosto del 2010 y rompió récords en diciembre como consecuencia de de los desastres climáticos y también de la febril especulación financiera.  Impulsaron semejante alza el déficit resultante de la merma de las zafras  en Brasil, Australia, Rusia, India, China y otros productores agrícolas afectados por inundaciones, sequías e incendios extremos; la debilidad del dólar, y la alta cotización del petróleo.
Desde junio de 2010 los precios del trigo aumentaron casi 50 por ciento, la mayor alza en tres décadas, informó The Financial Times el 2 de agosto; a fin de año los contratos de futuros de azúcar crudo se incrementaron cerca de 18 por ciento en la bolsa de Nueva York; y el azúcar blanco en el mercado de Londres terminó a 777,50 dólares la tonelada métrica el 31 de diciembre, un repunte interanual del 9%.
El azúcar muestra una tendencia alcista en los últimos tres años, y sus precios se duplicaron en la primera década del siglo. En enero de 2011, el azúcar crudo promedia a 31,15 centavos de dólar la libra en Nueva York, tres centavos más que el año anterior; mientras que los precios del maíz y de la soya alcanzaron niveles no vistos desde julio de 2008 en el mercado de Chicago.
Más de mil millones de personas, uno de cada seis habitantes del planeta, pasan hambre.
Cuando, paradójicamente, nunca en la historia se había producido tanta comida como ahora. La producción de alimentos desde los años 60 hasta hoy se ha multiplicado por tres, mientras que la población mundial tan solo se ha duplicado. Pero, ¿qué sucede? Si no tienes recursos para pagar el precio de los alimentos, no comes. Esto es lo que pasó con el estallido de la crisis alimentario en los años 2007 y 2008 cuando se produjo un aumento muy importante del precio de los alimentos debido a una serie de causas coyunturales (inversión en agrocombustibles, especulación con materias primas, etc.) y estructurales (las políticas neoliberales que se han venido desarrollando estos últimos años). Esto multiplicó el precio de los cereales básicos convirtiéndolos en inaccesibles para amplias capas de la población, especialmente en los países del Sur.

En plena crisis alimentaria, las mayores empresas del sector anunciaban cifras récord de ganancias.
La escalada inflacionaria mundial en 2010 fue impulsada fundamentalmente por el aumento del costo de la energía y de los productos frescos. En noviembre, el IPC en China registró un inflación interanual de 5,1 por ciento, la mayor en 28 meses, sobre todo por el alza de precios de los alimentos en 11,7%
La FAO alertó que los precios mundiales del arroz, el trigo, el azúcar, la cebada y la carne seguirán altos o registrarán significativos aumentos en 2011, quizás replicando las marcas de 2007 y 2008.  La organización dice que es muy posible que los precios suban mucho más si el clima seco en Argentina se convierte en sequía, y si comienzan los problemas con la cosecha de trigo por las heladas en el hemisferio norte.
La comunidad internacional del sector financiero debe responder como lo hizo durante la crisis financiera mundial que estalló en el 2008, rápidamente hubo auxilio para salvar a los bancos privados de la bancarrota, la ayuda llegó por la acción concertada de 6 bancos centrales (Japón, USA, UE, Suiza, Canadá, Inglaterra), inyectaron  180 mil millones de dólares. El senado de USA aprobó 700 mil millones de dólares y dos semanas después aprobó 850 mil millones de dólares más y en septiembre del 2009 se estima que el paquete de rescate alcanzó los 17 trillones de dólares, es decir 17 millones de millones de dólares. Dice  Max-Jeff: “
Ese es el mundo en que estamos, un mundo acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada y siempre hay suficiente para los que lo tienen todo. No hay suficientes recursos, se nos ha dicho, para superar la pobreza, pero sobran los recursos para satisfacer necesidades superficiales. Qué pasa si dividimos los 17 trillones de dólares por los 30 mil millones de dólares anuales que estima la FAO para superar el hambre en el mundo. Si hacemos esa simple división los resultados que se obtendrían será de 600 años  de un mundo sin hambre. ¿Dónde estaba esa plata? ¿Quién la tenía? Se no había dicho  que no había el dinero para resolver la pobreza. Si siempre nos dijeron que no alcanzaba para resolver la pobreza y de repente, de la noche a la mañana hay más de medio milenio de un mundo sin hambre y sin pobreza.

 

El hambre se erradicaría con el 1% de lo aportado para salvar a la banca

El hambre en el mundo acabaría con destinar apenas un 1% de lo aportado por los gobiernos a rescatar a los bancos en la actual crisis financiera, que "no puede servir de excusa" para erradicar la pobreza. Ésta es una de las principales conclusiones de un manifiesto elaborado por unos 200 representantes de ONG de todo el mundo, que concluyeron hoy en Madrid el Encuentro Objetivos del Milenio y coherencia de políticas. Exigencias hacia 2015.
CAMBIO CLIMÁTICO

Los científicos prevén que la temperatura global podría subir entre 1,4 y 5,8°C a lo largo de este siglo, y entre 2 y 6,3°C en Europa.
Desaparecen los glaciares. Se calcula que nueve de cada diez glaciares en todo el mundo se están derritiendo. Se estima que el 75% de los glaciares de los Alpes suizos haya desaparecido en 2050.
Aumenta el nivel del mar. En el último siglo, el nivel del mar ha aumentado entre 10 y 25 cm, y se prevé que aumente hasta más de 88 cm para el año 2100. 
Los desastres naturales directamente relacionados con el clima afectan cada año a unos 250 millones de personas, pero sin una adecuada gestión internacional, estos cambios medioambientales causarán 375 millones de víctimas en 2015.
Hay pruebas abrumadoras que la actividad humana sea la principal responsable del calentamiento observado desde 1950, particularmente por los patrones de consumo de la “civilización” occidental desde la época industrial. En el año 1751, se estimó que las emisiones de dióxido de carbono provenientes de la quema de combustibles fósiles eran de 3 millones de toneladas. En el año 2006, se emitieron a la atmósfera 8.379 millones de toneladas.
La concentración en la atmósfera de gases que provocan el efecto invernadero ha aumentado sustancialmente desde el comienzo de la revolución industrial (un 37 % en los últimos 200 años). La concentración preindustrial era de 280 ppm (partes por millón) mientras en 2008 fue de 390 ppm, y si no dejamos de emitir estos gases, va camino a las 600 durante este siglo XXI, mientras en el último millón de años - hasta 1960, la concentración de CO2 en la atmósfera nunca superó las 310 ppm. Las 600 ppm no se han alcanzado en el planeta desde hace 18 millones de años, mientras la variación de CO2 no ha superado aproximadamente 10% en el planeta durante los últimos 10.000 años.
Si pasamos de un incremento de 20C sobre la temperatura media preindustrial, los daños van a ser muy severos. En el 2004 ya habíamos incrementado la temperatura 0,80C. La temperatura depende de la concentración de CO2. Si superamos los 400 ppm (en 2016 al ritmo actual), alcanzaremos inevitablemente los 20C antes de 2050.
 En América Latina tiene una baja contribución a la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, aunque en ascenso. Se ha estimado que las emisiones anuales de CO2 representaron alrededor del 12% para el año 2000, mientras que las emisiones acumuladas durante el período 1950-2000 fueron del orden de 12,45%, y las concentraciones para el mismo período alcanzaron un 12,51% del total mundial. Este porcentaje relativamente bajo se debe principalmente a que la región no tiene gran participación en las emisiones del sector energético (80% de las emisiones globales de Gases Efectos Invernadero, GEI), aunque en todas las demás áreas se encuentra incluso por encima de muchos otros países.
La región produce el 4,3% de las emisiones globales totales de CO2 debida a procesos industriales, y el 48,3% de las emisiones causadas por cambio del uso de suelo. Las emisiones de metano derivadas de las actividades humanas representan el 9,3% del total del mundo. La media de las emisiones del dióxido de carbono per cápita en 1995 fue de 2,55 toneladas (debajo de las 11,9 toneladas calculadas para las economías de altos ingresos).

Si se generalizara el consumo de energía en unos niveles de consumo por persona equivalentes a los de Estados Unidos en 1976 y con una población mundial de 11.000 millones de personas, el gas natural se agotaría en 20 años, el petróleo en 7 años y el carbón en 200 años. Ello supondría unos niveles de emisión de gases de efecto invernadero que resultarían catastróficos para el planeta.



Para cultivar las materias primas de los agrocombustibles, un problema es encontrar tierras para eso, ya que ya se está agotando las tierras en el mundo para cultivar alimentos, sin hablar de combustible. Para reemplazar significativamente el petróleo en los transportes con biocombustibles, la cantidad de tierra fértil necesaria sería inmensa, devastaría la producción de comida y agravaría los problemas de hambre y desertificación. En EEUU, es necesario 5 hectáreas para cultivar el maíz que se necesita para alimentar un auto con etanol durante un año de uso, lo que es la cantidad de tierra que se necesita para alimentar a siete personas durante el mismo período de tiempo. Un tanque lleno de etanol puede alimentar a una persona un año. Y si decidieran que todos los autos en EEUU funcionen con etanol, necesitarían cubrir 97 por ciento de sus tierras con maíz.

Declaraciones de Jean Ziegler, es investigador especial de Naciones Unidas por el derecho a la alimentación.
Hay 854 millones de seres humanos gravemente subalimentados, mutilados por el hambre permanente.
Jean Ziegler Manifestó: ..“Mil millones de personas mueren de hambre o de sus consecuencias inmediatas. Un niño de menos de 10 años muere cada siete segundos y cada cuatro minutos otro se queda ciego por falta de vitamina A. El Orden Mundial no es solo asesino, sino absurdo; pues mata sin necesidad. Hoy ya no existen las fatalidades. Un niño que muere de hambre hoy muere asesinado”
En éste Siglo, 1,500 millones de seres humanos sobreviven con un ingreso menor a un dólar por día.
31 millones de personas han muerto el año pasado de hambrunas que eran previsibles.
El precio de los cereales, especialmente el trigo, ha aumentado un 130 por ciento; el del arroz (el alimento más consumido del planeta) un 74 por ciento, el de la soja un 87 por ciento y el del maíz un 53 por ciento.
Sobre los biocombustibles
Otro riesgo es que el rápido crecimiento de la producción de biocombustibles incrementará sustancialmente la demanda de tierras fértiles y de agua en el mundo, en un momento en que ha aumentado también la demanda por alimentos y productos forestales. Se suma a ello el que la expansión de monocultivos a gran escala puede conducir a la pérdida significativa de biodiversidad, a la erosión de los suelos y a la pérdida de nutrientes.
• Llenar con etanol puro un tanque de vehículo con 25 galones de capacidad, demanda más de 450 libras de maíz; con esa cantidad se puede alimentar de calorías a una persona durante un año. • Esta situación ha provocando el desmonte y quema de inmensas áreas de selva tropical en el Asia Sudoriental; (palmas de aceite y producir biogasoil y otros insumos para los llamados biocombustiles)
• Los precios del maíz y otros vegetales pro etanol han elevado el costo alimentario. Las industrias ganaderas y avícolas cayeron sus ingresos. Muchos productores no podrán competir con las plantas de etanol y quedarán fuera del negocio.
• Se ha considerando la producción de etanol de yuca, alimento básico de la población del África subsahariana que tiene más de 200 millones de habitantes pobres. Provocará consecuencias sociales.
• El maíz y la soya son cultivos en hilera que contribuyen a la erosión del suelo y a la contaminación del agua. Requieren grandes cantidades de fertilizantes, pesticidas y para la plantación, cosecha y secado. Constituyen la causa fundamental del derrame de nitrógeno —la peligrosa fuga de nitrógeno en los campos- cuando llueve.
Desde el ángulo de negocios y política: Los grandes beneficiarios de esta expansión de los biocombustibles serán las grandes multinacionales del grano, Cargill, ADM, Burges, las petroleras BP. Shell. Chevron las compañías automovilísticas. General Motors. Ford. Wolkwagen, Toyota. ., las multinacionales de la biotecnología Monsanto, DuPont.
Las NNUU han publicado un informe que dice: El biocombustible producido de la palma de aceite contribuye DIEZ VECES MAS al calentamiento global que el diesel ordinario; para el año 2022 el 98 de las selvas de Indonesia (donde se destruyen selvas para plantar aquello) habrán sido degradadas o desaparecido completamente. Hace cinco años las mismas agencias predijeron que esto no ocurriría hasta el 2032.
La fábrica de Goldfield transforma anualmente 450 mil T. de Maíz para producir 90 millones de litros de etanol pero para lograrlo quema diariamente 300 t. de carbón (que llega en camiones desde muy lejos) y arroja por lo tanto C02 a la atmósfera, haciendo toser a los ecologistas. Para producir un litro de etanol es necesario transformar 2,37 kilos de maíz, quemar 500 gr. de carbón y utilizar 4 litros de agua. El autor menciona una cuenta oculta, que habrá de ser pagada: Los agrocombustibles van a acelerar la destrucción de los ecosistemas al desparramar aún mayor cantidad de insecticidas y de pesticidas en los suelos, en la atmósfera y en el agua.
Un litro de etanol genera una erosión de entre 15 y 25 Kg. de suelo: significando, entiéndase bien, su pura y simple desaparición. ¿Qué pasa con el agua? Son necesarios, según las regiones entre 500 y 1500 litros de agua para producir un kilo de maíz, lo que significa que un litro de etanol extraído del maíz requiere la utilización de entre 1200 y 360 litros de agua.
El calentamiento terrestre, los deshielos polares, la deforestación, la desertificación, la contaminación de mares, lagos y ríos, la destrucción horrorosa de la fauna, la destrucción de la flora, la reducción del agua potable, el aire enrarecido, la proliferación de nuevas enfermedades, el peligro nuclear energético, y las mil otras causas destructivas que impone el sistema dominante, están produciendo las reacciones y respuestas planetarias terrestres. Todo apunta hacia el fin de la vida.
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