En mis andanzas por el mundo, en mi etéreo andar, conocí a Macondo y me
topé con el Gabo. En su pueblo
pintoresco seguía con sus graves
problemas económicos y los índices de pobreza se medían por varas,
Aracataca y Tinaco eran apenas unos caseríos si lo comparamos con ese pueblo.
En mi realismo mágico, me vino la
idea que la muerte sólo existe físicamente y que lo espiritual transciende a
través del tiempo, esto lo aprendí del mandamás de los gitanos de Macondo, un
tal Melquiades que me presento Gabo, éste es practicante de la alquimia, de
La sinestesia y con brebajes que servían para lograr la vida eterna y no
lo que menciona la Biblia sobre las dos muertes.
En el libro El Código Sagrado de
los Gitanos dice: Melquiades repetía que en el resultado del pecado de Adán, recibimos
castigos en el aspecto físico como en el
espiritual. Pero no sabemos lo suficiente acerca de la condición de Adán antes
de la caída como para hablar de ella. Si su cuerpo era semejante al nuestro,
sería mortal; de lo contrario, no tenemos forma de saber cómo era, ni si era o
no mortal; pero cuando profundizaba sobre los metafísico Melquiades repetía en
sus letanías, que en sus libros nos dejaba sagradas escrituras que nos
dicen a la gente como nosotros que la
distinción entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión
obstinadamente persistente.