La situación en el mundo actual, en particular la
situación en Siria, y en torno a ella me obliga a dirigirme directamente a los
ciudadanos y los políticos estadounidense s”, escribe Putin. Hay muchas razones
para creer que la oposición y no el ejército ha utilizado las armas químicas en
Siria. El objetivo es provocar la intervención de los poderosos protectores
extranjeros.
Putin agregó que un ataque contra Siria conduciría al
desequilibrio total del sistema del derecho internacional.
Le presentamos a continuación el contenido de la Carta abierta de Putin al pueblo de Estados Unidos titulado “Llamamiento a la
precaución desde Rusia”.
Los recientes acontecimientos relacionados con Siria me
han llevado a dirigirme directamente al pueblo estadounidense y a sus líderes
políticos. Es importante hacerlo en un momento cuando no hay suficiente
comunicación entre nuestras sociedades.
Nuestras relaciones han pasado por diferentes etapas. Nos
enfrentamos durante la Guerra Fría. Pero también fuimos aliados una vez y derrotamos
juntos a los nazis. La organización internacional universal, las Naciones
Unidas, se estableció entonces para evitar que tal devastación vuelva a
suceder.
Los fundadores de Naciones Unidas se dieron cuenta de que
las decisiones que afectan a la guerra y a la paz deben tomarse solamente por
consenso y, con el permiso de EEUU, el derecho de veto de los miembros
permanentes del Consejo de Seguridad está consagrado en la Carta de lasNaciones Unidas. La profunda sabiduría de esto ha apuntalado la estabilidad de
las relaciones internacionales desde hace décadas.
Nadie quiere que las Naciones Unidas corra la suerte de
la Liga de las Naciones, que se derrumbó porque carecía de influencia real.
Esto es posible si los países influyentes eluden las Naciones Unidas y toman
una acción militar sin autorización del Consejo de Seguridad.
El posible ataque de EEUU contra Siria, pese a la fuerte
oposición de muchos países y de los principales líderes políticos y religiosos,
incluido el Papa, dará lugar a más víctimas inocentes y a una escalada,
extendiendo el conflicto más allá de las fronteras de Siria. Un ataque
aumentaría la violencia y desencadenaría una nueva ola de terrorismo. Podría
socavar los esfuerzos multilaterales para resolver el problema nuclear de Irán
y el conflicto palestino-israelí y desestabilizar aún más Oriente Medio y el
Norte de África. Podría romper el equilibro del sistema del derecho
internacional y el orden.
Millones de personas en todo el mundo ven más y más a
EEUU no como un modelo de democracia, sino que ven que confía únicamente en la
fuerza bruta, formando coaliciones bajo el lema “o estás con nosotros o contra
nosotros”
Siria no está siendo testigo de una batalla por la
democracia, sino de un conflicto armado entre el Gobierno y la oposición en un
país multirreligioso. Hay algunos defensores de la democracia en Siria. Pero
hay más que suficientes combatientes de Al Qaeda y extremistas de todas las
tendencias que luchan contra el Gobierno. El Departamento de Estado de EEUU ha
tachado a Al Frente Nusra y al Estado Islámico de Iraq y el Levante, que luchan
contra la oposición, como organizaciones terroristas. Este conflicto interno,
alimentado por las armas extranjeras suministradas a la oposición es uno de los
más sangrientos del mundo.
Los mercenarios de los países árabes que luchan allí y
cientos de milicianos de países occidentales e incluso de Rusia son para
nosotros un motivo de profunda preocupación. ¿No volverán ellos a nuestros
países con la experiencia adquirida en Siria? Después de todo, después de los
combates en Libia, los extremistas se trasladaron a Mali. Esto nos amenaza a
todos.
Desde el comienzo, Rusia ha abogado por un diálogo
pacífico que permita a los sirios desarrollar un plan de compromiso para su
propio futuro. No estamos protegiendo al Gobierno sirio, sino el derecho
internacional. Tenemos que utilizar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
y creer que la preservación de la ley y el orden en el complejo y turbulento
mundo de hoy es una de las pocas maneras de impedir que las relaciones
internacionales se deslicen hacia el caos. La ley sigue siendo la ley y tenemos
que seguirla, nos guste o no. Bajo el actual derecho internacional, el uso de
la fuerza solo se permite en defensa propia o por la decisión del Consejo de Seguridad.
Cualquier otra cosa es inaceptable en virtud de la Carta de las Naciones Unidas
y constituiría un acto de agresión.
No cabe duda alguna de que se usó gas venenoso en Siria.
Pero hay muchas razones para creer que no fue utilizado por el ejército sirio,
sino por las fuerzas de la oposición para provocar la intervención de sus
poderosos amos extranjeros, que estarían al lado de los fundamentalistas. Los
informes de que los milicianos están preparando otro ataque —esta vez contra
Israel— no pueden ser ignorados.
Es alarmante que la intervención militar en los
conflictos internos en el extranjero se haya convertido en algo común para
EEUU. ¿Será el interés de EEUU a largo plazo? Lo dudo. Millones de personas en
todo el mundo ven más y más a EEUU no como un modelo de democracia, sino que
ven que confía únicamente en la fuerza bruta, formando coaliciones bajo el lema
“o estás con nosotros o contra nosotros”.
Pero la fuerza ha demostrado ser ineficaz e inútil.
Afganistán está sufriendo y nadie puede decir qué va a pasar después de que se
retiren las fuerzas internacionales. Libia está dividida en tribus y clanes. En
Iraq la guerra civil sigue cobrándose decenas de muertos cada día. En EEUU
muchos trazan una analogía entre Iraq y Siria y se preguntan por qué su
Gobierno quiere repetir los errores recientes.
No importa cómo se llevan a cabo los ataques o lo
sofisticadas que sean armas, las víctimas civiles son inevitables, incluidos
los ancianos y los niños, a quienes los ataques tendrían que proteger.
El mundo reacciona preguntándose que si no se puede
contar con el derecho internacional, entonces hay que encontrar otras formas
para garantizar su seguridad. Así, un número creciente de países trata de
adquirir armas de destrucción masiva. Esto es lógico: si tiene la bomba, nadie
va a tocarle. Nos hablan de la necesidad de fortalecer la no proliferación,
cuando en realidad esto se está erosionando.
En los últimos días ha aparecido una nueva oportunidad
para evitar la acción militar. EEUU, Rusia y todos los miembros de la comunidad
internacional deben aprovechar la disposición del Gobierno sirio para colocar
su arsenal químico bajo el control internacional para su posterior destrucción.
A juzgar por las declaraciones del presidente Obama, EEUU considera esto como una
alternativa a la acción militar.
Yo saludo el interés del presidente en continuar el
diálogo con Rusia sobre Siria. Tenemos que trabajar juntos para mantener viva
esta esperanza, como acordamos durante la reunión del G8 en Lough Erne, en
Irlanda del Norte, en junio y volver a la vía de las negociaciones.
Si podemos evitar el uso de la fuerza contra Siria, esto
mejorará el clima de las relaciones internacionales y fortalecerá la confianza
mutua. Para nosotros será un éxito compartido y abrirá la puerta a la
cooperación en otras cuestiones fundamentales.
Mi relación laboral y personal con el presidente Obama
está marcada por una creciente confianza. Lo agradezco. Estudié detalladamente
su discurso a la nación del martes. Y quiero decir que estoy en desacuerdo con
el énfasis que hizo en la excepcionalidad estadounidense, afirmando que la
política de EEUU es “lo que hace diferente a EEUU. Es lo que nos hace
excepcionales”. Es extremadamente peligroso animar a la gente a verse como algo
excepcional, sea cual sea la motivación. Hay países grandes y países pequeños,
ricos y pobres, los que tienen una larga tradición democrática y aquellos que
todavía están buscando su camino a la democracia. Sus políticas son diferentes,
también. Todos somos diferentes, pero cuando pedimos las bendiciones del Señor,
no debemos olvidar que Dios nos creó iguales.
Vladimir V. Putin, Presidente de Rusia.
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