Este 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, en este año 2015 su tema es. AGUA Y DESARROLLO SOSTENIBLE; es una
necesidad y hay urgencia, ante el panorama muy desalentador que se presenta. La
humanidad necesita agua.
El
agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos,
y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la
pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua
propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un
impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en
cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana
y al medio ambiente.
Pero
como los seres humanos maltratamos tanto a nuestro planeta Tierra, eso tiene
graves consecuencias, en el último informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo
de los Recursos Hídricos en el Mundo 2015, elaborado en el marco del Programa
Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP), coordinado por la UNESCO;
nos dice que si todo sigue igual, el
planeta deberá hacer frente a un déficit global de agua del 40% de aquí a 2030.
De ahí que la única solución sea aprender a administrar este recurso vital de
forma sostenible. Esta es la conclusión inexorable a la que llega el último
Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en
el Mundo 2015. http://www.unesco.org/new/en/natural-sciences/environment/water/wwap/for-the-media/
Todos
sabemos los vínculos complejos que existen entre el acceso al agua y
el desarrollo. Indispensable para el
crecimiento económico y la lucha contra
la pobreza, el acceso al agua hace de este preciado elemento un
recurso natural directamente afectado por el desarrollo socioeconómico. Para
resolver este problema es preciso equilibrar la demanda y el abastecimiento,
objetivo para el que queda un largo trecho por recorrer. A pesar de los
considerables avances logrados en los últimos años, todavía hay en el mundo 748 millones de personas privadas de acceso a
fuentes de agua preservadas de la contaminación. Las primeras víctimas
de esta situación son los pobres, las poblaciones marginadas y las
mujeres.
Nunca
como ahora nuestro planeta ha estado tan sediento. Para responder a las
necesidades en agua de una población mundial cada vez más numerosa, el sector
agrario y el energético tienen que incrementar constantemente su producción. De
aquí a 2050, el sector que más agua devora, la agricultura, tendrá que producir un
60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% más en los países desarrollados.
Además, la demanda de bienes manufacturados
también tiende a aumentar, lo cual hace que la presión ejercida sobre los
recursos hídricos se acreciente. Según las previsiones, en el periodo 2000-2050
el aumento de la demanda de agua del conjunto de la industria mundial se va a
cifrar en un 400%.
La gestión del agua sigue sin efectuarse de
manera sostenible, a pesar de que la demanda global se ha disparado –de aquí a
2050 está previsto que aumente en un 55%– y de que un 20% de las aguas
subterráneas del planeta están siendo explotadas abusivamente. El regadío
intensivo de tierras cultivadas, el vertido incontrolado de plaguicidas y
productos químicos en los cursos de agua y la falta de tratamiento de las aguas
residuales –que afecta al 90% de las
aguas de esta clase en los países en desarrollo– son ejemplos
manifiestos de las carencias.
El costo
ambiental de todas esas prácticas contrarias a una gestión sostenible del agua
es muy importante. Se traduce por contaminaciones masivas y pérdidas cuantiosas
de numerosos recursos hídricos. En las planicies del norte de China, por
ejemplo, el regadío intensivo ha provocado un descenso del nivel de la capa
freática que se evalúa en unos 40 metros. El costo ambiental se traduce también
por el deterioro –a veces irreversible– de muchos ecosistemas, en particular en
las zonas de humedales y las costas. La consecuencia de esto es una merma
considerable de la capacidad de esos ecosistemas para purificar y almacenar el
agua.
A
todas esas presiones se suman las ejercidas por el cambio climático. En efecto,
la mayor variabilidad de las precipitaciones lluviosas y la elevación de las
temperaturas provocadas por la alteración del clima provocarán un aumento de la
evaporación de los suelos y de la transpiración de los vegetales. Además, la
elevación del nivel del mar ocasionado por el cambio del clima puede afectar a
los acuíferos de agua dulce de las zonas costeras o bajo influencia marina.
Algunas ciudades de esas zonas empiezan a ver sus acuíferos subterráneos invadidos por agua
salobre de origen marino, como ocurre en
Calcuta (India), Shangai (China) o Dacca (Bangladesh). Otro
tanto ocurre con algunos archipiélagos del Océano Pacífico, como los de Tuvalu
y Samoa, donde la salinización excesiva de las aguas subterráneas impide a sus
habitantes obtener el agua dulce suficiente para cubrir sus necesidades,
viéndose así obligados a importar volúmenes de agua potable cada vez
mayores.
Según
predicen los autores del informe de las Naciones Unidas, la intensificación
creciente de todas esas presiones sobre los recursos hídricos puede desembocar
en una competición por el agua entre diferentes sectores económicos, e incluso
entre regiones y países.
El
informe señala también carencias en la gestión racional y sostenible del agua e
insiste en la necesidad de modificar los métodos actuales de evaluación,
gestión y utilización de este recurso vital. Hoy en día, el agua se paga
con frecuencia a un precio inferior a su valor real y, además, no se tiene en
cuenta a la hora de adoptar decisiones en el sector energético y el industrial.
Por regla general, las decisiones que determinan en gran medida la utilización
que se debe hacer del agua suelen estar en manos de un reducido número de
partes interesadas del sector público, semipúblico y privado, que se guían
sobre todo por una visión estrecha, a corto plazo, sin tomar suficientemente en
cuenta las cuestiones ambientales.
Según los autores, “nunca como ahora nuestro planeta ha estado tan
sediento”, especialmente a causa de las necesidades de un sector agrario cada
vez más exigido.
De aquí a 2050, la agricultura, el sector de actividad humana que más agua
devora, deberá producir un 60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% en
los países en desarrollo.
A mismo tiempo tiende a aumentar la demanda de bienes manufacturados,
incrementando la presión sobre los recursos hídricos.
Según las previsiones, entre 2000 y 2050 el aumento de demanda de agua de
la industria mundial será de un 400%.
Mientras se dispara el consumo de agua -en un 55% de aquí a 2050-, su
gestión no se realiza de manera sostenible y “un 20% de las aguas subterráneas
del planeta están siendo explotadas abusivamente”.
El riego de cultivos, el uso de plaguicidas y agroquímicos que terminan en
los cursos de agua, y la falta de tratamiento de aguas residuales afectan a un
90% de las aguas en los países en desarrollo.
Este “Día Mundial del Agua”. El
agua no es un tema menor, el agua es vital para la supervivencia del hombre y
de todo el planeta Tierra. Por ello, todos aquellos que defendemos las energías
limpias y comprendemos la importancia del agua estaremos celebrando el Día
Mundial del Agua 2015 en todos los países del mundo.
jlrlinares@gmail.com
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