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sábado, 21 de marzo de 2015

AGUA Y DESARROLLO SOSTENIBLE

Este 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, en este año 2015 su tema  es. AGUA Y DESARROLLO SOSTENIBLE; es una necesidad y hay urgencia, ante el panorama muy desalentador que se presenta. La humanidad necesita agua.


El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente.
Pero como los seres humanos maltratamos tanto a nuestro planeta Tierra, eso tiene graves consecuencias, en el último informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2015, elaborado en el marco del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP), coordinado por la UNESCO;  nos dice que si todo sigue igual, el planeta deberá hacer frente a un déficit global de agua del 40% de aquí a 2030. De ahí que la única solución sea aprender a administrar este recurso vital de forma sostenible. Esta es la conclusión inexorable a la que llega el último Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2015. http://www.unesco.org/new/en/natural-sciences/environment/water/wwap/for-the-media/



Todos sabemos los vínculos complejos que existen entre el acceso al agua  y  el  desarrollo.  Indispensable  para  el  crecimiento  económico  y  la  lucha  contra  la pobreza, el acceso al agua hace de este preciado elemento un recurso natural directamente afectado por el desarrollo socioeconómico. Para resolver este problema es preciso equilibrar la demanda y el abastecimiento, objetivo para el que queda un largo trecho por recorrer. A pesar de los considerables avances logrados en los últimos años, todavía hay en el mundo 748 millones de personas privadas de acceso a fuentes de agua preservadas de la contaminación. Las primeras víctimas de esta situación son los pobres, las poblaciones marginadas y las mujeres. 
Nunca como ahora nuestro planeta ha estado tan sediento. Para responder a las necesidades en agua de una población mundial cada vez más numerosa, el sector agrario y el energético tienen que incrementar constantemente su producción. De aquí a 2050, el sector que más agua devora, la agricultura, tendrá que producir un 60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% más en los países desarrollados. Además,  la  demanda  de  bienes  manufacturados también tiende a aumentar, lo cual hace que la presión ejercida sobre los recursos hídricos se acreciente. Según las previsiones, en el periodo 2000-2050 el aumento de la demanda de agua del conjunto de la industria mundial se va a cifrar en un 400%. 

La gestión del agua sigue sin efectuarse de manera sostenible, a pesar de que la demanda global se ha disparado –de aquí a 2050 está previsto que aumente en un 55%– y de que un 20% de las aguas subterráneas del planeta están siendo explotadas abusivamente. El regadío intensivo de tierras cultivadas, el vertido incontrolado de plaguicidas y productos químicos en los cursos de agua y la falta de tratamiento de las aguas residuales –que afecta al 90% de las aguas de esta clase en los países en desarrollo– son ejemplos manifiestos de las carencias. 


El costo ambiental de todas esas prácticas contrarias a una gestión sostenible del agua es muy importante. Se traduce por contaminaciones masivas y pérdidas cuantiosas de numerosos recursos hídricos. En las planicies del norte de China, por ejemplo, el regadío intensivo ha provocado un descenso del nivel de la capa freática que se evalúa en unos 40 metros. El costo ambiental se traduce también por el deterioro –a veces irreversible– de muchos ecosistemas, en particular en las zonas de humedales y las costas. La consecuencia de esto es una merma considerable de la capacidad de esos ecosistemas para purificar y almacenar el agua. 
A todas esas presiones se suman las ejercidas por el cambio climático. En efecto, la mayor variabilidad de las precipitaciones lluviosas y la elevación de las temperaturas provocadas por la alteración del clima provocarán un aumento de la evaporación de los suelos y de la transpiración de los vegetales. Además, la elevación del nivel del mar ocasionado por el cambio del clima puede afectar a los acuíferos de agua dulce de las zonas costeras o bajo influencia marina. Algunas ciudades de esas zonas empiezan a ver  sus acuíferos subterráneos invadidos por agua salobre de  origen  marino,  como  ocurre  en  Calcuta  (India),  Shangai (China) o Dacca (Bangladesh). Otro tanto ocurre con algunos archipiélagos del Océano Pacífico, como los de Tuvalu y Samoa, donde la salinización excesiva de las aguas subterráneas impide a sus habitantes obtener el agua dulce suficiente para cubrir sus necesidades, viéndose así obligados a importar volúmenes de agua potable cada vez mayores. 
Según predicen los autores del informe de las Naciones Unidas, la intensificación creciente de todas esas presiones sobre los recursos hídricos puede desembocar en una competición por el agua entre diferentes sectores económicos, e incluso entre regiones y países. 

El informe señala también carencias en la gestión racional y sostenible del agua e insiste en la necesidad de modificar los métodos actuales de evaluación, gestión y utilización de este recurso vital. Hoy en día, el agua se paga con frecuencia a un precio inferior a su valor real y, además, no se tiene en cuenta a la hora de adoptar decisiones en el sector energético y el industrial. Por regla general, las decisiones que determinan en gran medida la utilización que se debe hacer del agua suelen estar en manos de un reducido número de partes interesadas del sector público, semipúblico y privado, que se guían sobre todo por una visión estrecha, a corto plazo, sin tomar suficientemente en cuenta las cuestiones ambientales. 
Según los autores, “nunca como ahora nuestro planeta ha estado tan sediento”, especialmente a causa de las necesidades de un sector agrario cada vez más exigido.
De aquí a 2050, la agricultura, el sector de actividad humana que más agua devora, deberá producir un 60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% en los países en desarrollo.
A mismo tiempo tiende a aumentar la demanda de bienes manufacturados, incrementando la presión sobre los recursos hídricos.
Según las previsiones, entre 2000 y 2050 el aumento de demanda de agua de la industria mundial será de un 400%.
Mientras se dispara el consumo de agua -en un 55% de aquí a 2050-, su gestión no se realiza de manera sostenible y “un 20% de las aguas subterráneas del planeta están siendo explotadas abusivamente”.
El riego de cultivos, el uso de plaguicidas y agroquímicos que terminan en los cursos de agua, y la falta de tratamiento de aguas residuales afectan a un 90% de las aguas en los países en desarrollo.

Este “Día Mundial del Agua”. El agua no es un tema menor, el agua es vital para la supervivencia del hombre y de todo el planeta Tierra. Por ello, todos aquellos que defendemos las energías limpias y comprendemos la importancia del agua estaremos celebrando el Día Mundial del Agua 2015 en todos los países del mundo.

 jlrlinares@gmail.com

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